No nos conformemos solo de ser creyente de Jesucristo, sino que es nuestro deber confesarlo, por gracia, delante de los hombres, para que en ellos se produzca el cambio igual que a nosotros, es decir, la salvación de su alma por poner su fe y confianza en él.
El verdadero creyente es el que ha nacido de nuevo espiritualmente y en su vida se ha producido un cambio tan maravilloso, cuando tiene y da buen testimonio, llamando la atención a todos nuestros amigos y familiares, algo que el hombre natural no puede explicar.
Pero los creyentes no deben ser egoístas, porque es su deber “dar por gracia lo que por gracia hemos recibido”, Mateo 10:8, que es la salvación de nuestra alma. El apóstol pablo dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros; pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe”, Efesios 2:8-9.
Al respecto, Jesús manifestó: “Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesara delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado también delante de los ángeles de Dios”, Juan 12:8-9.
En estos tiempos confesar a Jesucristo, es decir predicar el evangelio de salvación, no es difícil, porque se puede hacer personalmente a nuestros amigos, compañeros de estudios y de trabajo, así como a nuestros familiares cercanos y lejanos, mediante la entrega de tratados y conversando con ellos, sobre la necesidad de conocer a Jesús para la salvación de su alma.
Hoy más que nunca hay los que disponen y tienen a su alcance los medios de comunicación como la radio, la televisión, los periódicos, la revista, los tratados y el Internet, lo que sebe aprovechar para confesar las virtudes, la gracia y el poder de salvación de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Les damos gracias a nuestro Dios y Padres del Señor Jesucristo, porque en nuestro país hoy se disfruta de la libertad de expresión y de cultos, por lo que se nos facilita usar los medios de comunicación señalados.
Conozco a personas que han conocido a Cristo y le han entregado sus vidas por un mensaje cristiano que han escuchado a través de la televisión y ahora lo están confesando delante de los hombres, tras ser tocados por el Espíritu Santo.
Ahora bien, los que son miembros de iglesias cristianas evangélicas, deben hablarles a sus amigos, vecinos y familiares, para que oigan el evangelio de salvación y vida externa, y así sus congregaciones, no solo crecerán en número, sino que serán bendecidas por el mismo Dios.
No abriguemos en nuestras vidas ningún temor para confesar a todo el mundo la salvación que solo Cristo, el Hijo de Dios, nos puede dar. Porque el apóstol Pablo dice: “Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáramos, el también nos negara. Si fuéramos infieles, el permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo”, 2 Timoteo, 2:11-13.
Fuente: La Biblia y M.A.M.
Autor: Miguel Matos
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