Amar al Prójimo como a uno mismo es una frase que se puede pronunciar rápidamente y sin ninguna dificultad, pero llevar a cabo esta acción y este mandamiento es algo que frecuentemente cuesta verdadero esfuerzo.
Si nos damos la oportunidad de ver en las demás personas el reflejo de nosotros mismos, y si nos detenemos un poco a reflexionar en que todos somos imagen y semejanza de Dios, entonces nos resultará más sencillo vivir la piedad, la caridad y el amor hacia cada uno de nuestros semejantes.
La caridad hacia nuestros semejantes se puede vivir de muchas maneras, ya que el hecho de ser caritativo no implica forzosamente cuestiones de dinero, podemos comenzar a practicar la caridad con nuestros hermanos de distintas formas diferentes, por ejemplo: simplemente escuchándolos cuando veamos que están afligidos y también cuando no lo están, siempre podemos brindar una sonrisa, recuerda que “nunca se es tan pobre como para negar una sonrisa, ni tan rico como para no necesitarla”.
También podemos brindar una palabra amable o dar un buen consejo y hasta podemos orar por aquellas personas que no oran y agradecer por los que no son agradecidos por las bendiciones recibidas diariamente.
Desde hoy tu puedes practicar la habilidad de verte a ti mismo en tu prójimo y si está en tus manos ayudarle en alguna necesidad, ya sea económica o personal, no dudes en hacerlo, sin duda tu espíritu se enriquecerá. Recuerda que la caridad no consiste en dar de “lo que nos sobra” nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestro esfuerzo, tratemos de dar cosas buenas.
Fuente: Reflexiones Cristianas.
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