Todos los días, desde el momento que despertamos estamos tomando decisiones. El mismo hecho de levantarnos ya es una decisión y este proceso de elecciones se extiende a lo largo del día y va desde las más sencillas hasta las cruciales para nuestras vidas, inclusive si elegimos no tomar ninguna decisión estamos decidiendo. Toda toma de decisiones genera en nosotros un grado de incertidumbre y tensión, y muchas veces nos desgastamos buscando cuál será la mejor opción para nosotros y peor aún, si la decisión involucra de forma directa a otras personas. En 1 Reyes 3: 3-15 encontramos un hermoso relato. Jehová se le apareció a Salomón y le dijo que pidiera lo que él quisiera. El rey no pidió más poder, ni dinero, ni más años, tampoco pidió que su reino nunca tuviera problemas; solo pidió sabiduría y el Señor se agradó tanto de su petición que le dio un corazón sabio y entendido. ¿Cómo conocer cuál es la mejor decisión para nuestras vidas? ¿Qué es lo que Dios quiere de nosotro