19 de agosto de 2015

Cambiar el mundo

Un día comencé queriendo cambiar al mundo y comencé por intentarlo. Al cabo de un tiempo me di cuenta que me era imposible, por lo que pensé mejor en cambiar a mi nación.

Después de intentarlo me di cuenta que no pude, por lo que decidí cambiar a mi comunidad. Después de un tiempo de intentarlo no pude, por lo que decidí cambiar a mi familia.

Pero al cabo de un tiempo me di cuenta que no pude y ahora en mi lecho de muerte he llegado a la conclusión de que debí de haber cambiado yo primero, ya que de esa manera y con mi ejemplo mi familia cambiaría, a su vez mi familia con su ejemplo cambiaría a mi comunidad, la cual cambiaría a mi nación, la cual lograría cambiar por fin al mundo.

1 Timoteo 4:12: Ninguno tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo de los fieles en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza.

Efesios 5:1: Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.

Tito 2:7: Mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; haciendo ver integridad, gravedad.
1 Pedro 2:21: Porque para esto sois llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas.

Fuente: Reflexiones bíblicas. 

14 de agosto de 2015

La Dificultad de Perdonar

EFESIOS 4:30-32

Saber cómo perdonar no es suficiente, es que a veces estamos tan disgustados, ofendidos que nos resulta muy difícil perdonar, sin embargo es un paso que debemos dar en amor y obediencia

Perdonar ofensas

Todos hemos sido heridos en algún momento u otro, y el ofensor puede muy bien haber sido alguien que amamos.

A menudo tratamos de disimular el dolor con comentarios como: Está bien, o No te preocupes por eso. Sin embargo, pareciera que no podemos vernos libres de ese penetrante aguijón. ¿Por qué no somos capaces de olvidar?

Por el simple orgullo, y como resultado, la ofensa se convierte en mucho más de lo que deberíamos permitir. Se convierte en una cuestión de tipo personal, en vez de un error involuntario o de insensibilidad momentánea.

Otro factor por el que no perdonamos, es por la amargura. Nos volvemos resentidos cuando nos negamos a enfrentar nuestros sentimientos heridos, y dejamos que el asunto se vuelva una úlcera en nuestro corazón.

Un sentimiento creciente de irritación se extiende por nuestro espíritu como una infección. Se ha dicho con razón que la amargura es como un veneno que uno prepara para otra persona, y luego se lo bebe uno mismo.

Mientras la amargura destruye silenciosamente nuestra vida, la persona que nos hirió puede permanecer completamente ignorante de nuestros sentimientos.

A veces, nuestra lucha implica un malentendido en cuanto al perdón. O, podemos quedarnos sentados esperando una disculpa que nunca llega.

Si usted ha sido herido recientemente, pídale dirección a Dios. A veces, es conveniente acercarse al ofensor y decirle: “Hiciste esto, y eso me hirió. Pero te perdono, y me niego a dejar que esto destruya nuestra relación”.

Fuente: Reflexiones cristianas.

31 de julio de 2015

Confianza al Orar

MATEO 7.7-11

A veces, nos volvemos impacientes en nuestra vida de oración. Podemos enojarnos, o simplemente darnos por vencidos y llegar a la conclusión de que Dios no nos escucha cuando no responde nuestras oraciones de inmediato o de la forma exacta que esperábamos.

La verdad es que Dios se deleita en responder nuestras oraciones, y ha dado abundantes promesas que deben motivarnos a hablar con Él. Si entendemos lo que Jesús estaba diciendo en Mateo 7, podremos orar con mayor confianza.

Pedir es la parte fácil. Pedimos ayuda para hacer nuestro trabajo o protección para nuestros hijos. E incluso, pedimos estar más cerca de Dios.

Sin embargo, algunas veces necesitamos hacer algo antes de que Dios dé una respuesta a nuestras oraciones. Por ejemplo, si le decimos a Dios: “Señor, ayúdame a entender la Biblia”, debemos proceder a abrir la Biblia y comenzar a leerla.

Por último, llamar demuestra que estamos viniendo al Señor con un sentido de dependencia de Él. Reconocemos que no podemos manipular una respuesta a nuestras peticiones, sino confiar en el poder de Dios. Además, nuestra capacidad de “llamar” es incomparable, porque nuestro Dios está de una manera intensa y personal interesado en nosotros.

El Señor Jesús utiliza las palabras pedir, buscar y llamar, de tal manera que nos anima a “pedir y seguir pidiendo; buscar y seguir buscando; llamar, y seguir llamando”. En la Biblia, la oración es comparada con el incienso, lo que implica una corriente continua que fluye de nosotros hasta llegar al cielo. ¿Está usted ofreciendo una fragancia continua al Señor por medio de sus oraciones al Él?

28 de julio de 2015

Caballito de palo


 Un padre llevó a su hijito a un largo paseo por el bosque. Como era pequeño, le llevó sobre sus hombros por mucho rato.

Luego le puso de pie y le dijo que tendría que caminar hasta la casa. Al rato el pequeño lloraba porque estaba muy cansado, demasiado cansado para dar un paso más.

El padre cortó un palito y lo limpió muy bien de toda astilla mientras el niño observaba. Al terminar, dijo: «Mira, hijo, aquí tienes tu propio caballito para que te lleve a casa». Encantado, el niño se montó sobre su caballito y felizmente llegó a casa.Y en casa dio vueltas por todo el jardín hasta que tuvo que ir a bañarse y acostarse, ya rendido.

A veces nuestro Padre nos lleva y a veces nos deja caminar, y muchas veces creemos que ya no podemos más cuando alguien, movido por él, nos ofrece un caballito – una idea, una promesa, una canción nueva, un cariño, una oración intercesora, lo que sea, y sobre ese corcel llegamos a la meta. ¿Necesitan un caballito? ¿Otro hermano está necesitando un caballito? 

Ofrezcámoslo con ternura, recordando nuestro propio cansancio a veces. Eso hace toda la diferencia para un pequeño hermano.

1 Pedro 1:22 "Habiendo purificado vuestra almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos a otros entrañablemente de corazón puro".

Proverbios 18:24 "El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo: Y amigo hay más unido que el hermano".

Fuente: Reflexiones bíblicas. 

23 de julio de 2015

Círculo del odio

  

Un importante señor gritó al director de su empresa, porque estaba enojado en ese momento.

El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado, porque había un abundante almuerzo en la mesa. Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato.

La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.

El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque estaba obstaculizando su salida por la puerta.

Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y gritó al joven médico, porque le dolió la vacuna al ser aplicada.

El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.

Su madre, tolerante y con un manantial de amor y perdón, acarició sus cabellos diciéndole: "Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y precisa una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor."

Bendijo a su hijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos… En ese momento, se interrumpió el CÍRCULO DEL ODIO, porque chocó con la TOLERANCIA, la DULZURA, el PERDÓN y el AMOR.

Si usted es uno de los que ingresaron en un CÍRCULO DE ODIO, acuérdese que puede romperlo con TOLERANCIA, DULZURA, PERDÓN Y AMOR.

Proverbios 12:18 "Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los sabios es medicina."
Proverbios 19:11 "La cordura del hombre detiene su furor; Y su honra es disimular la ofensa"
Proverbios 15:1 "La blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor"
Proverbios 10:14 "Los sabios guardan la sabiduría: Mas la boca del loco es calamidad cercana"

Fuentes: La Biblica y Reflexiones bíblicas. 

Ángeles en el callejón

Diana, una joven estudiante cristiana de la universidad, estaba en casa en el verano. Fue a visitar algunos amigos y por quedarse charlando, se le hizo muy tarde, más de lo que había planeado y tuvo que caminar sola a su casa siendo ya de noche.

No tenía miedo porque vivía en una ciudad pequeña y a solo unas cuantas manzanas del lugar. Mientras caminaba a su casa, oró a Dios para que la mantuviera sana y salva de cualquier peligro.

Cuando llegó al callejón que le servía como atajo para llegar más pronto a su casa, decidió tomarlo; sin embargo, cuando iba por la mitad, vio a un hombre parado al final del callejón y parecía estar esperando por ella.

Diana se puso nerviosa y empezó a orar a Dios por protección. Al instante un sentimiento de tranquilidad y seguridad la envolvió; sintió como si alguien estuviera caminando con ella; llegó al final del callejón y pasó por delante del hombre pero no pasó nada, y llegó bien a su casa.

Al día siguiente, leyó en el periódico que una chica había sido violada en aquel mismo callejón unos 20 minutos después de que ella pasara por allí.

Sintiéndose muy mal por esa tragedia y pensando que pudo haberle pasado a ella, comenzó a llorar dando gracias a Dios por haberla cuidado y le pidió que ayudara a la otra joven; decidió ir a la policía, pensando que podría reconocer al hombre, y les contó su historia.

El policía le preguntó si estaría dispuesta a identificar al hombre que vio la noche anterior en el callejón; ella accedió y sin dudar reconoció al hombre en cuestión. Cuando el hombre supo que había sido identificado, se rindió y confesó.

El policía agradeció a Diana su valentía y le preguntó si había algo que pudieran hacer por ella, y ella le pidió que le preguntaran al hombre por qué no la atacó a ella cuando pasó por el mismo callejón.

Cuando el policía le preguntó al hombre él contestó: - "Porque ella no estaba sola, habían dos hombres altos caminando uno a cada lado de ella".

Deuteronomio 31:8 "Y Dios es el que va delante de ti; él será contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas, ni te intimides."

Josué 1:9 "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres".

Fuente: Reflexiones Bíblicas.

¡Calma!


Después del 11 de septiembre, una compañía invitó a los miembros que quedaban de otras compañías que habían sido afectadas por el ataque de las Torres Gemelas, para compartir su espacio disponible de oficina.

En una reunión de la mañana, el jefe de seguridad contó historias de por qué esta gente estaba viva … y todas tenían que ver con pequeños detalles, como habrán oído:

Al director de la compañía se le hizo tarde porque era el primer día del kínder de su hijo. Otro compañero estaba vivo porque le tocaba llevar los donuts. Una mujer se retrasó porque su despertador no sonó a tiempo. A uno se le hizo tarde porque se quedó atorado en la carretera en la que había un accidente. A otro se le fue el autobús. Alguien le tiró comida encima y tuvo que tomarse el tiempo para cambiarse. Uno tuvo un carro que no arrancó. Una se regresó a contestar el teléfono. ¡Otra tuvo un bebé! Otro no consiguió un taxi.

El que más me impresionó fue un señor que se puso un par de zapatos nuevos esa mañana, pero antes de llegar al trabajo le había salido una ampolla. Se detuvo en la farmacia por un curita. Por eso está vivo hoy.

Ahora, cuando me quedo atorada en el tráfico… pierdo un elevador… me regreso a contestar un teléfono … todas esas cosas que me desesperan, pienso: Este es el lugar exacto en el que Dios quiere que esté en este preciso momento.

La próxima vez que tu mañana te parezca enloquecedora… los niños se tarden en vestirse… no logras encontrar las llaves del coche… te topas con todos los semáforos en rojo… no te enojes ni te frustres; recuerda que Dios está trabajando cuidándote.

Que Dios siga bendiciéndote con todas esas pequeñas cosas desesperantes y que logres recordar el propósito que tienen!
1 Pedro 5:7: Echando toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Deuteronomio 11:12: Tierra de la cual el Señor tu Dios cuida: siempre están sobre ella los ojos de tu Dios, desde el principio del año hasta el fin de él.

Romanos 5:3: Y no sólo esto, más aún nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;

Fuente: Reflexiones bíblicas.

15 de julio de 2015

Aviva la llama

Cuentan que un rey muy rico de la India, tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales y hombre de profunda religiosidad, cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría.

Ante esta situación y movido por la curiosidad, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.

Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigen, el hombre preguntó: "Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?

El rey le dijo: "Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré".
Al término del paseo, el rey le preguntó: "¿Qué piensas de mis riquezas?" La persona respondió: "No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara".

El rey le dijo: "Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera".

Muchas veces deseamos vivir como mejores cristianos y tener vida espiritual, pero sin decidirnos apartar la mirada de las cosas que nos rodean y deslumbran con su aparente belleza. Procuremos "ver hacia adentro" y avivar nuestra llama espiritual, pues: – Al tener nuestra mente y nuestro corazón puestos en el Señor, podemos aprender a conocerle y amarle. – Las trivialidades y preocupaciones de la vida no podrán apartarnos del buen camino. – Crecerá nuestro amor por la familia y nuestros semejantes, que son imagen de Dios.

Viviremos alegres en esta vida, preparándonos para alcanzar la felicidad eterna al lado de nuestro Padre.

Proverbios 22:4: "Riquezas, y honra, y vida, son la remuneración de la humildad y del temor de Dios".

Proverbios 11:28: "El que confía en sus riquezas, caerá: Mas los justos reverdecerán como ramos".

Fuente: Reflexiones bíblicas.

14 de julio de 2015

A ella le debo


Cuando la conocí tenía 16 años, fuimos presentados en una fiesta, por un tío que decía ser mi amigo. Fue amor a primera vista, Ella me enloquecía. Nuestro amor llegó a un punto, que ya no conseguía vivir sin ella. Pero era un amor prohibido.
Mis padres no la aceptaron. Fui expulsado del colegio y empezamos a encontrarnos a escondidas. Pero ahí no aguanté más, me volví loco, yo la quería, pero no la tenía.
Yo no podía permitir que me apartaran de ella. Yo la amaba: destrocé el coche, rompí todo dentro de casa y casi maté a mi hermana. Estaba loco, la necesitaba.
Hoy tengo 39 años; estoy internado en un hospital, soy inútil y voy a morir abandonado por mis padres, amigos y por ella. ¿Su nombre? Cocaína. A ella le debo mi amor, mi vida, mi destrucción y mi muerte. Freddie Mercury (1946-1991). Lo escribió antes de morir de SIDA.
En gran cantidad de ocasiones los seres humanos tendemos a volver nuestra mirada a Dios y reconocer nuestros errores ya cuando es demasiado tarde. Aprovechemos las experiencias de otros cuyo ejemplo nos motiva a evitar caer.
Nunca es demasiado tarde! recuerda que por más difícil que sea la situación, por más profundo que hayas caído y aunque ya no haya manera de cambiar las consecuencias físicas de tus errores, si estás arrepentido de corazón y has tomado la decisión de no reincidir, recuerda las palabras del libro de la sabiduría (Proverbios 28:13) "Mas el que confiesa su pecado y se aparta, alcanzará misericordia".
Siempre hay un Padre celestial que te ofrece que eches "toda tu ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ti" (1 Pedro 5:7).
2 Corintios 5:17: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 1 Crónicas 16:34: Celebrad a Dios, porque es bueno; Porque su misericordia es eterna.
Fuente: Reflexiones bíblicas

12 de julio de 2015

Aprendiendo a comprender a los demás


La enfermera acompañó a un joven cansado y ansioso hasta la cama de un hombre mayor. Su hijo está aquí, le susurró al paciente. Tuvo que repetir esas palabras varias veces antes que los ojos del paciente se abrieran. Estaba bajo los efectos de un fuerte sedante debido al dolor por su ataque al corazón, y veía confusamente al joven parado en el exterior de su carpa de oxígeno.

Extendió su mano y el joven la tomó firmemente con las suyas, transmitiéndole un mensaje de aliento. La enfermera trajo una silla al lado de la cama. Toda la noche el joven estuvo sentado sosteniendo la mano del anciano y dándole suaves palabras de esperanza. El moribundo no decía nada mientras se sostenía firmemente de su hijo.

Al acercarse la madrugada, el paciente murió. El joven puso sobre la cama la mano sin vida que había estado sosteniendo y fue a notificar a la enfermera. El joven esperó, mientras la enfermera hacía lo necesario. Cuando concluyó su tarea, la enfermera comenzó a prodigar palabras de consuelo al joven.
Pero él la interrumpió.

-¿Quién era ese hombre?, le preguntó. -Yo creí que era su padre, contestó la sorprendida enfermera. -No, no era mi padre, contestó él, nunca antes lo había visto. -¿Por qué, entonces, no me dijo nada usted cuando lo llevé hasta él?, le preguntó la enfermera.  -Él replicó, Yo también sabía que él necesitaba a su hijo, y su hijo no estaba aquí. Cuando me di cuenta que estaba demasiado enfermo como para distinguir si yo era o no su hijo, comprendí cuánto me necesitaba.

Colosenses 3:12 -15: 12. Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia, 13. soportándoos los unos a los otros y perdonándoos los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14. Pero sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15. Y la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones, pues a ella fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.