Amar al Prójimo como a uno mismo es una frase que se puede pronunciar rápidamente y sin ninguna dificultad, pero llevar a cabo esta acción y este mandamiento es algo que frecuentemente cuesta verdadero esfuerzo. Si nos damos la oportunidad de ver en las demás personas el reflejo de nosotros mismos, y si nos detenemos un poco a reflexionar en que todos somos imagen y semejanza de Dios, entonces nos resultará más sencillo vivir la piedad, la caridad y el amor hacia cada uno de nuestros semejantes. La caridad hacia nuestros semejantes se puede vivir de muchas maneras, ya que el hecho de ser caritativo no implica forzosamente cuestiones de dinero, podemos comenzar a practicar la caridad con nuestros hermanos de distintas formas diferentes, por ejemplo: simplemente escuchándolos cuando veamos que están afligidos y también cuando no lo están, siempre podemos brindar una sonrisa, recuerda que “nunca se es tan pobre como para negar una sonrisa, ni tan rico como para no necesitarla”.