21 de julio de 2020
29 de abril de 2020
27 de abril de 2020
21 de marzo de 2020
12 de marzo de 2020
Humildad, la fortaleza de los justos
La condena para el demonio en el jardín del Edén fue, "Comerás polvo". Y al hombre anteriormente se le dijo: "Eres polvo". Gn. 3:14, 19. La esencia de nuestra naturaleza carnal es el polvo. Satanás come polvo, o sea codicia nuestra naturaleza carnal. Por tanto, reconozcamos que la fuente de muchos de nuestros problemas y opresiones no son demoniacas sino carnal de naturaleza.
Nuestra naturaleza carnal siempre será el blanco del diablo. Estas áreas carnales ministran a Satanás una avenida de acceso lista para minar nuestras oraciones y neutraliza nuestro caminar con Dios.
Dejemos nuestra auto justificación para vencernos con honradez a nosotros mismos. Seamos específicos cuando sometamos nuestro ego a Dios. No racionalicemos nuestros pecados, ni nuestras faltas, seamos honestos ante Dios. Muchas de nuestras batallas simplemente son consecuencias de nuestras propias acciones. Superemos lo que es de nuestra carnalidad y lo que es del diablo. Algunas de nuestras amenazas son el reflejo de nuestro yo. Preguntémonos, ¿Las cosas que nos oprimen ahora no serán lo que sembramos ayer?
En Mateo 5:24,25, "Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.". El Señor habla respecto a un adversario especial, y de un juez particular. En el pasaje citado el adversario es el demonio y el Juez es el Señor Jesucristo. Cuando acercamos a Dios con nuestra propia justicia, el adversario siempre tendrá un acceso legal para echarnos a la cárcel, porque nuestra justicia, son como trapos de inmundicia, Is.64:6 "Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento."
Debemos ponernos de acuerdo por nuestra falta de justicia, a veces el diablo tiene razón, usando trozos de verdad. Cristo es nuestra justicia, "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo".Rom.5:1. Entre más reconozcamos que Jesús es nuestra Justicia, el demonio no podrá tocarnos, ni atacarnos, mucho menos en la arena de nuestras faltas. Sometámonos a Dios y pidámosle el amor y el perdón de Cristo, para poder suplir nuestro débil e imperfecto amor.
Usemos la acusación como recordatorio que no estamos ante el trono del juicio, sino ante el trono de la gracia. "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. " Hb.4:16.La llave para vencer al diablo es nuestra humildad, negamos a defender nuestra imagen. Nuestra pasada naturaleza corrupta, que ahora fue cambiada y tenemos una nueva en Cristo. "y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad." Ef. 4:24. La humildad es una nueva espiritualidad al rededor de nuestra alma que impide la maldad y perder nuestra paz. Entonces humildad es rendir el corazón a Dios y Jesucristo.
Dios te bendiga amigo lector@.
Autor: Miguel Matos
10 de marzo de 2020
CONFESAR A JESUS DELANTE DE LOS HOMBRES

El verdadero creyente es el que ha nacido de nuevo espiritualmente y en su vida se ha producido un cambio tan maravilloso, cuando tiene y da buen testimonio, llamando la atención a todos nuestros amigos y familiares, algo que el hombre natural no puede explicar.
Pero los creyentes no deben ser egoístas, porque es su deber “dar por gracia lo que por gracia hemos recibido”, Mateo 10:8, que es la salvación de nuestra alma. El apóstol pablo dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros; pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe”, Efesios 2:8-9.
Al respecto, Jesús manifestó: “Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesara delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado también delante de los ángeles de Dios”, Juan 12:8-9.
En estos tiempos confesar a Jesucristo, es decir predicar el evangelio de salvación, no es difícil, porque se puede hacer personalmente a nuestros amigos, compañeros de estudios y de trabajo, así como a nuestros familiares cercanos y lejanos, mediante la entrega de tratados y conversando con ellos, sobre la necesidad de conocer a Jesús para la salvación de su alma.
Hoy más que nunca hay los que disponen y tienen a su alcance los medios de comunicación como la radio, la televisión, los periódicos, la revista, los tratados y el Internet, lo que sebe aprovechar para confesar las virtudes, la gracia y el poder de salvación de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Les damos gracias a nuestro Dios y Padres del Señor Jesucristo, porque en nuestro país hoy se disfruta de la libertad de expresión y de cultos, por lo que se nos facilita usar los medios de comunicación señalados.
Conozco a personas que han conocido a Cristo y le han entregado sus vidas por un mensaje cristiano que han escuchado a través de la televisión y ahora lo están confesando delante de los hombres, tras ser tocados por el Espíritu Santo.
Ahora bien, los que son miembros de iglesias cristianas evangélicas, deben hablarles a sus amigos, vecinos y familiares, para que oigan el evangelio de salvación y vida externa, y así sus congregaciones, no solo crecerán en número, sino que serán bendecidas por el mismo Dios.
No abriguemos en nuestras vidas ningún temor para confesar a todo el mundo la salvación que solo Cristo, el Hijo de Dios, nos puede dar. Porque el apóstol Pablo dice: “Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáramos, el también nos negara. Si fuéramos infieles, el permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo”, 2 Timoteo, 2:11-13.
Fuente: La Biblia y M.A.M.
Autor: Miguel Matos
9 de marzo de 2020
HONRANDO AL DIOS TODOPODEROSO
Somos un canal Cristiano cuyo enfoque es la salvación de las almas a través de la predicación de la sana doctrina de Jesucristo. Confiamos en que encontraras buena palabra de Dios en este canal para cada situación en tu vida. Dios te bendiga!
23 de agosto de 2019
Grandes cosas Dios tiene para ti

“Cuando ya habían pasado, Elías le dijo a Eliseo: "Pide lo que quieras que yo haga por ti antes de que yo sea separado de ti." Y Eliseo le respondió: "Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí". 2 Reyes 2:9.
Es muy importante mantener un profundo deseo por la presencia divina. Cuando decidimos buscar a Dios debemos mantener la perseverancia ante los obstáculos que aparecen en el camino. Por ejemplo según el contexto del pasaje bíblico de hoy vemos que por lo menos en tres momentos Elías le pide a Eliseo que se quede, pero vemos que éste expresa perseverancia siguiendo a su maestro sin perderlo de vista, él sabía que pronto su maestro el profeta Elías será llevado a la presencia de Dios.
La Biblia nos dice que Eliseo anhelaba una doble porción del Espíritu de Dios que estaba sobre el profeta Elías. Recordemos que en el Antiguo Testamento el Espíritu Santo venía sobre las personas, mientras en el Nuevo Testamento nos dice que él vino a morar en cada cristiano nacido de nuevo (en la actualidad somos templo del Espíritu de Dios, evento que no sucedía en el Antiguo Testamento) pero es interesante ver que hombres como Elías y Eliseo conocían de manera personal e íntima al Espíritu Santo.
Eliseo anhelaba más del Espíritu Santo, él tenía una profunda pasión por Dios, esto es como una bendita insatisfacción del corazón. Por eso debemos ser agradecidos por todo lo que Dios nos ha dado, pero al mismo tiempo debe haber en nuestro corazón un profundo deseo por la presencia divina, cuando ese anhelo personal se pierde, viene con fuerza el peso de la agotadora rutina religiosa.
El Señor envió sobre el profeta Eliseo aquella doble porción que tanto deseó y por la que perseveró hasta alcanzarla. Cuando decides buscar a Dios y perseveras, solo es cuestión de tiempo cuando verás la gloria de Dios a tu favor.
Conclusión: Es muy importante tener en cuenta estos tres factores: pasión por el Señor (anhelo que transforma el corazón nuestro), deseo por el poder divino manifestado (en señales y milagros) y perseverancia ante los obstáculos. Adelante Dios quiere manifestar su gloria en tu vida.
Autor: Miguel Matos
Fuente: La Biblia y AV.
12 de agosto de 2019
11 de julio de 2018
LA IMPORTANCIA DE BUSCAR A JESUS
Jesucristo es nuestro Señor y
Salvador.
Pero hay
otros que buscan a Jesús no para su
salvación, sino para obtener cosas materiales para satisfacer sus deseos carnales, simple y
llanamente. Esa es la estrategia de muchos religiosos y falsos profetas en
estos tiempos.
Al respecto,
tenemos un ejemplo contundente en el Evangelio de Juan, capitulo 6, que luego
de la multiplicación de los panes y los peces, en los que fueron alimentados más
de cinco mil personas, sin contar a las mujeres y niños, muchos comenzaron a buscar a Jesús, “Y
hallándole al otro lado del mar le dijeron: Rabí, ¿Cuándo llegaste acá?
“Respondió Jesús
y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto
las señales, sino porque comisteis y os
saciasteis. Trabajad no por la comida que perece, sino por la comida que a vida
eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señalo Dios el Padre”, (Juan
6:25-27).
Otros buscan a Jesús por su inquietud religiosa y
van a iglesias a adorar y a pedirle a su imagen, representada por un cuadro o
un ídolo, lo que es idolatría, pecado que Dios aborrece y condena.
Al respecto,
la Biblia dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que este arriba
en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No
te inclinaras a ella, ni las honraras ; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte,
celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y
cuarta generación de los que me aborrecen, hago misericordia a millares, a los
que me aman y guardan mis mandamientos”, (Éxodo 20:4-6).
Unos
griegos, entre los que habían subido a adorar en Jerusalén, le rogaron a
Felipe, diciendo: Señor quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés, entonces ambos se lo dijeron a Jesús,
quien les respondió diciendo: “Ha
llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado”.
Estos
griegos, que eran gentiles, que quizás fueron idolatras, pero que tras oír las palabras de Jesús, se mostraron
interesados. Jesús les dijo: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de
trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo,
para vida eterna la guardara. Si alguno me sirve, sígame; donde yo
estuviere, allí también estará mi
servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrara”, (Juan 12:20-26).
Estos
griegos vieron la importancia de creer y seguir a Jesús, contrario a los
judíos, muchos de los cuales, entre los que figuraban fariseos y saduceos, así
como miembros de la familia sacerdotal, los rechazaron. Al respecto Isaías
profetizo: “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos.
“Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue
sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. (Isaías 53:3-5).
Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó
el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y
le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de
la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre. (Filipenses 2:6-11).
“Y aquel
Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como
del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:14).
Apreciado a
migo, busca hoy a Jesús, porque “en ningún otro hay salvación; porque no hay
otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
(Hechos 4:12).
Y Jesús se
acercó y les habló a sus discípulos diciendo: “Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy
con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28:18-20).
El señor
Jesús que es Dios manifestado en carne,
te dice: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está
cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y
vuélvase a Jehová, el cual tendrá de el misericordia, y al Dios nuestro, el
cual será amplio en perdonar”, (Isaías 55:6-7).
Dios te
bendiga apreciado amigo.
Escrito por: Miguel Ant. Matos
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