Hoy comenzamos la temporada de advenimiento que nos recuerda la esperanza que Dios dió a Su pueblo cuando prometió enviar un Mesías, un Salvador, un Libertador.
Hoy comenzamos la temporada de advenimiento al encender la primera vela del advenimiento, la vela de la esperanza. Lucas 1:31-33.
La vela nos recuerda que esta promesa fue cumplida con el nacimiento de Cristo Jesús. Y nos invita a mirar hacia adelante con la esperanza del día de la segunda venida de Cristo, su segundo advenimiento, cuando todas las promesas que fueron inicialmente cumplidas en Su nacimiento serán completamente cumplidas en Su regreso.
Si tú piensas acerca de esto se apropia completamente a Cristo Jesús, quien es la esperanza del mundo, quien vino en la forma de un niño, porque los bebés son la esperanza personificada. Ellos son potencialmente puros, sus vidas están todas en el futuro.
¿Hay alguna madre o padre que no ha mirado a la carita de su bebé recién nacido y se ha preguntado, “¿Qué logrará este pequeño niño, qué llegará a ser? Un doctor que salve vidas, un abogado que persiga justicia, un ingeniero, un pintor, una bailarina, un astronauta, un profesor de escuela, un atleta, un científico investigador…” Cualquier cosa es posible.
Pero María había tenido aún más que el usual orgullo maternal al justificar tener gran esperanza para su hijo. El año anterior ella había sido visitada por un ángel, Gabriel, quien le dió a ella esta promesa:
Esta promesa hecha a María fue la repetición de la profecía de Isaías, dada siete siglos antes en Isaías 9: 6-7.. No solamente eso, sino que José, el esposo de María también había recibido una promesa. Mateo 1:20-21.
En otras palabras cuando Jesús nació Dios dejó claro que este bebé era el que el mundo había estado esperando, aún desde que el primer hombre y mujer habían sido echados fuera del Edén.
Un Salvador, un Libertador, un Rey ¡Qué gozo tiene que haber llenado los corazones de José y María cuando ellos miraron a su pequeñísimo hijo envuelto en mantas descansando en un ordinario pesebre lleno de paja y rodeado por vacas, ovejas y burros!
Qué esperanza en saber que este niño era aquel en el cual todas las promesas de Dios serían cumplidas sabiendo que El era aquel en quien el pueblo de Dios encontraría perdón de pecados, aquel en quien ellos encontrarían verdad y paz duradera, aquel cuyo poder establecería un reino eterno de justicia y rectitud.
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
Comentarios
Publicar un comentario