2 de junio de 2016

Dios nos transmite en Cristo su amor como nuestro Padre eterno

El hombre y la mujer, son las personas que Dios creó para fructificar y como un hermoso jardín produzcan en el vientre de la madre, la criatura que recibirá de ellos el afecto emocionar del amor y cariño de sus padres. Son como una planta que necesitan el sustento de los derivados de los frutos, las hortalizas, las viandas y demás especies de alimentos que nutren con fortaleza de energía con sus diversas vitaminas para la salud y buen funcionamiento anatómico del cuerpo humano. Desde el vientre de la madre, la criatura necesita del afecto, el cariño y el amor para un correcto funcionamiento del desarrollo emocional. La familia es mucho más que un lugar físico o un ADN. Es la esencia de amor, unidad y crecimiento de padres, hermanos, hijos y parientes que se aman y luchan, por que todos puedan tener éxitos en sus vidas y en cada sueño que se van forjando. Hoy en día se va perdiendo la sociabilidad de l
as familias, por las individualidades en que se van sumergiendo por causas de la tecnología, en que cada uno se aísla conectándose con su propio mundo cibernético y la acelerada carrera impuesta por el mundo actual. Hoy se ha perdido el estar juntos en las horas de comidas y el diálogo ameno; en donde las grandes y positivas ideas con proyectos de familia se gestaban. Creo que aún estamos a tiempo para recuperar esas acciones, para que la familias vuelvan a sentir lo que es realmente tener y vivir en familia, y eso solamente lo puede hacer Dios, cuando ponemos nuestra confianza en Él. De igual modo, el sustento de la vida espiritual que deriva de la comunión y relación con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, producen los santos frutos a del amor de nuestro Señor Jesucristo entre nosotros sus hijos, siervos y amigos, para que el estado de eternidad que habita en nosotros produzca el universo de la gracia salvadora y redentora, como una extensión del Reino de Dios. El reino de Dios tiene estructurado las leyes espirituales que le dan vida a su creación, para que la misma produzca alabanzas en adoración a la naturaleza del Reino en nuestras vidas. El árbol de la madera con que se hizo la cruz para el sacrificio de Cristo por nosotros, nos enseña que el Hijo de Dios fue colgado en un leño, por amor a la humanidad, para que disfrutara de la paz de Dios. En el altar de nuestros corazones debemos y tenemos que buscar las leñas del amor para sacrificar el cabrito del egocentrismo, a fin de que las alabanzas suban a la presencia del Señor como perfume de olor fragante y con el culto de la ofrenda y la oración. La vida cristiana hoy más que nunca necesita salir al balcón del edificio espiritual en el que el Señor le ha colocado por testimonio y propósitos, y contemplar desde allí, la hermosura de la santidad y levantar una serenata perpetua de alabanza y adoración a nuestro Rey.

31 de mayo de 2016

Las últimas siete palabras de Jesús en la cruz

 Estas fueron las últimas y únicas palabras pronunciadas por Jesús durante Su crucifixión en el monte Calvario o Gólgota, también llamado de la Calavera (Lucas 23:33). Gólgota en arameo y hebreo significa cráneo, y Calvario en griego kranion, en latin calvaria y en castellano calavera.





Primera Palabra  (Lucas 23:34) "...Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen..." Este es el único ruego nunca antes hecho por Jesús, el cual no fue respondido; si el hombre no busca el perdón, aún Cristo orando por ellos no les será de provecho.
En este momento Jesús intercede por el pueblo que en su ignorancia y religiosidad lo condena, Jesús decide pagar el precio y aceptar el sacrificio, pero antes clama al Padre para que los perdone y puedan proceder al arrepentimiento.

Jesús sigue haciendo hoy el papel de intercesor a la derecha del Padre, papel que los hijos de Dios, su iglesia, debe estar haciendo en este instante, ya que la necesidad es mucha, la religiosidad invade nuestra sociedad. Hagamos como hizo Jesús, entremos entre los que están dispuestos a pagar el precio y comencemos a interceder por los demás ante el Padre.

Segunda Palabra  (Lucas 23:43) "... De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso." Esta declaración es la respuesta de Jesús a la petición de un ladrón arrepentido que le decía: "Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino" (Lucas 23:42).

Este ladrón reconoció a Jesús como el Mesías y este hace algo diferente a todos los demás que estaban condenando a Jesús y vituperándole; el entiende que necesita el perdón por sus faltas y expresa esta declaración de hecho, no como una pregunta, ni como algún reclamo, sino como el reconocimiento de que Jesús era su único camino a la salvación.

Jesús le da la dádiva soberana, le da la entrada al paraíso y posteriormente al reino de los cielos, siendo consecuente con lo expresado en: Mateo 11:28 "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar." Mateo 9:13 "...Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento."

No hay que esperar hasta el último momento para arrepentirse, hoy es el momento, hagamos lo del ladrón en la cruz, reconozcamos al Mesías y Él nos responderá de la misma manera.

Jesús le prometió al ladrón una vida más allá, Él no lo condenó ni lo despreció. Esto es lo que nosotros debemos hacer, abrir nuestros corazones y extender la gracia de Jesús hacia los necesitados que están clamando que nos acordemos de ellos. Volvamos nuestros ojos a los que la sociedad ha rechazado y hagamos lo que Jesús hizo en la cruz.

 Tercera Palabra  (Juan 19:26-27) "...Mujer, he ahí tu hijo....He ahí tu madre..." Debido a que sus dos medio hermanos no creían en El, Jesús delega el cariño de María en las manos de Juan el amado, sin embargo la resurrección de Jesús curaría esto. Y desde ese momento Juan vio a María como su propia madre. Ellos serían los indicados para dar testimonio de que Jesús no estaba muerto y también eran los indicados para corresponderse el uno al otro.

 Cuarta Palabra  (Mateo 27:46 y Marcos 15:34) "Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Salmo 22:1).Desde la hora sexta (12 m) hasta la hora novena (3 pm.) hubo tinieblas sobre toda la tierra. Por tres horas Dios literalmente escondió Su rostro de Su Hijo; durante este tiempo Jesús soportó la pena del pecado de la humanidad (2-Corintios 5:21). Estas tinieblas no fueron de un eclipse, porque la luna llena estaba en su esplendor, esto fue hecho por Dios, ya que Él no podía estar con Su Hijo debido a que Él estaba llevando la pena por el pecado del mundo, de esta manera Dios velaba la cruz mientras Su Hijo estaba haciendo su labor.

A la hora novena Jesús grito fuertemente, lo que muestra que El no murió por debilidad, sino fue una acción propia de su voluntad, El entregó su propia vida, nadie se la quitó (Juan10:17-18).

La pregunta de ¿cómo y por qué Dios lo desamparó?, no fue hecha por Jesús en el sentido de que Dios le hubiera olvidado, pero si en el sentido de reconocer el hecho de que era necesario ese abandono mientras Él cumplía la misión encomendada. Jesús habló aquí en arameo, lenguaje cómodamente usado por el Señor.

 Quinta Palabra  (Juan 19:28-29) "Tengo sed". Jesús recorrió las calles de Jerusalén con una cruz de madera a cuestas que pesaba más o menos 100 libras, soportó una temperatura de 92 grados F= 30 grados C. y con un desangramiento continuo debido a la corona de espinas y los azotes. Por la pérdida de fluidos corporales era lógico que tuviera sed, pero la palabra que pronunció "Tengo sed" solo lo hizo para cumplir con las escrituras (Salmo 22:14-15).

La expresión "Tengo sed" habla por igual de la agonía física y espiritual por la que estaba pasando Jesús, porque Cristo sufrió el tormento del infierno por nuestros pecados y tuvo sed para que nosotros no tuviéramos sed jamás. El Padre abandonó a Jesús para que nosotros nunca pudiéramos ser abandonados.

Todos los detalles respecto a la crucifixión de Jesús fueron elaborados cuidadosamente por la mano de Dios, de esto no hay duda; es por esto que en el libro de Juan registra tres declaraciones de Cristo en la cruz y en estas se tiene sumo cuidado de anotar el cumplimiento de la escritura:
El sorteo de la túnica sin costura (Salmo 22:18). El vinagre que le dieron a beber (Salmo 69:21b).

Y como le traspasaron Su costado sin quebrarle ningún hueso (Ezequiel 12:46; Salmo 34:20; Éxodo 12:46; Zacarías 12:10; Ap.1:7).
Quizás algunos hemos sentido sed después de un día arduo de trabajo, pero esta Palabra hoy nos exhorta a que cambiemos esa sed, en sed de Dios, sed por conocer Su Palabra, sed por servir en el ministerio y sed por las almas perdidas.
 Sexta Palabra  (Juan 19:30) "Consumado es". Después de empapar sus labios con vinagre Jesús pronunció estas palabras, palabras mayores a costa de un gran precio que pecador alguno pudo haber oído, la deuda del mundo ha sido pagada, toda ley ha sido cumplida. Esta es una declaración de victoria, de la derrota del mal; la vida ha triunfado sobre la muerte, la esperanza ha triunfado sobre el dolor, la justicia ha triunfado sobre el pecado y Dios ha triunfado sobre el adversario y sobre las huestes del mal.

"Consumado es" significa que ya no hay separación, el grito de Jesús desde la cruz le dice al mundo que el abismo que creó el pecado entre Dios y el mundo ya no existe, ahora el punto de contacto entre la divinidad y el género humano es la cruz. La cruz es el puente que lleva al ser humano ante la presencia de Dios, la cruz ha revelado la justicia divina y ahora es posible alcanzar salvación por gracia. La salvación es pues un don divino, un regalo de vida, para todo aquella persona que cree en lo que Jesús hizo en la cruz.

 Séptima Palabra  (Lucas 23:46 y Salmo 31:5) "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Estas palabras muestran la decisión completamente voluntaria de Jesús por morir. El no murió por las heridas y el martirio al que fue sujeto, sino que El entregó su vida y su espíritu. En Juan 10:17-18 con anterioridad Él dijo: "Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre." El murió hasta que el Espíritu Santo le dijo que podía morir (Hebreos 9:14). Jesús mostró el control total de su vida, Él ya sabía lo que le sucedería, por esto dijo estas palabras, para que se cumpliera las Escritura. 

 Resumen: La crucifixión es tal vez la más humillante y dolorosa forma de ejecución jamás encontrada, y sin embargo Jesús no ofreció resistencia ni manifestó resentimiento, incluso oró por los responsables de su muerte (Lucas 23:34). Su oración no obtuvo automáticamente perdón personal para sus enemigos, pero si contuvo la ira de Dios por casi cuarenta años, dándole así tiempo a la nación para que se arrepintiera. Es triste, pero no recibieron la Palabra y hasta cometieron otro asesinato cuando apedrearon a Esteban (Hechos 7:59).

"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6).

Por: Miguel Matos

30 de mayo de 2016

DIOS SE MUEVE EN MEDIO DE LA ALABANZA DE SU PUEBLO

Es maravilloso como Dios se agrada y se mueve durante la alabanza de su pueblo, porque su presencia se hace manifiesta, lo que  descubrió  Rey David, en sus años mozos al abrir su corazón y mente a Dios, con el que mantuvo una excelente comunión, siendo considerado por el mismo Creador como  conforme a su corazón.

En la Biblia, en el  libro de los Salmos, vemos la extraordinaria inspiración de David en sus cánticos, de tal manera que a través de ellos el Espíritu Santo le reveló aspectos interesantes sobre la vida y los sufrimientos de Cristo en la cruz del calvario.

David describió a Jesucristo al decir: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre”. Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, con tu gloria y con tu majestad”, Salmos 45:2-3.

Al referirse a la gracia derramada por Dios, a favor del hombre pecador, en el Salmo 22, David comienza clamando “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?” Lo que fue el mismo clamor que Jesucristo emitió en el momento en que sintió el abandono del Padre, cuando estaba clavado en la cruz del calvario, expiando con su sangre todos los pecados pasados, presentes y futuros de la humanidad.

Algo interesante en la vida de David, el segundo rey de Israel, era que reconocía  la santidad de Dios, y la importancia de la alabanza, cuando expresa en el Salmo 22:3 “Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel”.

Durante su reinado, David nunca perdió una batalla, porque su confianza estaba puesta en Dios, por lo que manifestaba: “Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo oirá desde sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra. Estos confían en carros, y aquellos en caballos; más nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria”. Salmos 20:6-7.

   El deleite de David, quien manejaba con gran habilidad el arpa, era alabar a Dios con mucho gozo y una de sus más bellas inspiraciones es como aquel salmo que dice: “Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. Cantad la gloria de su nombre; poned gloria en su alabanza. Decid a Dios: ¡Cuán asombrosa son sus obras!   Por la grandeza de su poder se someterán a ti tus enemigos. Toda la tierra te adorará y cantará a ti; cantarán a tu nombre”, Samos 66:1-4.   

Cuanta consolación,  gozo, seguridad y amor nos trae con el Salmo 23, que dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tú vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien  y  la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Aprendamos como David, a alabar y a confiar en Dios en cualquiera de las circunstancias que se nos presente en la vida, sean buenas o malas, porque nuestro Señor mantendrá siempre el control y permitirá lo que mejor nos convenga. Bendiciones.         

Por : Miguel matos

27 de mayo de 2016

Una verdadera unidad

Jesús, antes de ser arrestado, oró pidiéndole al Padre por la unidad de todos. Esto no era algo del otro mundo, pues si nos ponemos a pensar y reflexionar, si supiéramos que pronto vamos a morir, ¿Cuál sería nuestra última oración? Supongo que sería la misma, que nuestra familia quede en paz y unida. Jesús pidió eso.

“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.” Juan 17:21-22 (RVR-1960).

 Es admirable cómo se van formando varios grupos de personas que se unen con propósitos; aunque a veces, lamentablemente, no utilizan esa unidad para cosas buenas y lo hacen sólo para lograr un interés particular y, una vez conseguido, se alejan.


Una de las cosas que Dios quiere a través de esta oración es que podamos unirnos de verdad a nuestro prójimo, nuestros hermanos, con un mismo propósito: el de llevar esa palabra de amor a otros.

Tal vez has estado trabajando y luchando por tu lado, si bien es bueno tener esa relación íntima y personal con Dios, también es bueno buscarlo en unidad con tu familia, amigos, congregación, personas con las que puedas unirte con una misma motivación. Todos somos diferentes pero Dios quiere que el amor que Él nos dio y nos enseñó nos una mucho más.

Deja de andar solo por el camino, Dios desea que, con un mismo propósito y corazón, camines unido a tus hermanos, que nos amemos y tengamos un mismo sentir, el de vivir por Él y para Él. El propósito es lo que nos mantendrá unidos.

Por: Miguel Matos

26 de mayo de 2016

En tu presencia: Miguel Angel Lebron -- Videos --

Fundamentos de Identidad: Videos:            Miguel Angel Lebron.  En su presencia.

EL AMIGO FIEL QUE NUNCA NOS ABANDONA, JESUCRISTO

Es una hermosa y gran experiencia cuando podemos tener amigos que nos aprecian y que en cualquier momento de tristeza, de angustia, de dolor, de enfermedad, de pruebas emocionales y económicas, están a nuestro lado ofreciéndonos su ayuda y su apoyo moral, espiritual y material.

 Pero es difícil en estos tiempos encontrar amigos así, y esto lo sabemos por propia experiencia, porque pasan años y no sabemos el destino de ninguno de ellos, ni siquiera nos visitan y muchos menos nos llaman ni responden nuestras llamadas telefónicas. Solo lo harían si hay algún interés en particular, lo que es lamentable que eso sea así. 

 Por esa actitud de los que consideramos que eran nuestros amigos fieles, nos sentimos tristes y frustrados, porque la palabra fidelidad no está hoy en su léxico, se les ha olvidado. 

 “El amigo ama en todo momento; en tiempo de angustia es como un hermano”, Proverbios 17:17. “Hay amigos que no son amigos, y hay amigos que son más que hermanos”, (Proverbios 18:24. Pero tenemos un amigo que cuando lo llamamos nunca nos fallará y es Jesucristo, el Hijo de Dios, quien viene a socorrernos y a ayudarnos en cualquier momento de angustia y de necesidades físicas y espirituales. 

 Su teléfono, que siempre está disponible, es Jeremías 33:3, “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. 

 Pero nuestro verdadero amigo, Jesucristo, nos exhorta con su sublime amor, cuando nos dice: “Éste es mi mandamiento: Que se amen unos a otros, como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que éste, que es el poner su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; yo los he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, se las he dado a conocer a ustedes, .Juan 15:12-15. 

 Pero muchos que dicen ser cristianos se descuidan de amarse como Cristo nos amó, y la Biblia dice: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios”, 1 Juan 4:7. “El bálsamo y el perfume alegran el corazón: los consejos del amigo alegra el alma.” Proverbios 27:9. “¡Qué bueno es, y qué agradable, que los hermanos convivan en armonía!”, Salmos 133.3. 

 Cuando veamos a los hermanos atravesando por situaciones difíciles, debemos recordar, y actuar sobre lo que dice nuestro Dios: “Sobrelleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo”, Gálatas 6:2. “El hierro se pule con el hierro, y el hombre se pule en el trato con su prójimo”, Proverbios 27:17.

 Cuando tenemos a ese gran, hermoso y poderoso amigo en nuestro corazón, que es Cristo, sabemos que nunca nos va a fallar porque su fidelidad es incuestionable. Nos acompaña en el momento de angustia cuando somos víctimas de pruebas, que solo con su ayuda podemos soportar y superar.

 Jesucristo nos acompañada a todas partes, como nuestro fiel amigo que es, y nos dice: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”, Mateo 28:20.

 Cuando vamos a la iglesia, al trabajo, a la oficina, al supermercado, al colmado, a la tienda de tejidos, a la clínica, al hospital, a vacacional en el país o al extranjero, o a visitar algún amigo a la cárcel o a un asilo, Jesucristo siempre nos acompaña, porque nos ha dado su Santo Espíritu que mora en nuestro corazón, y a través de nosotros exhibe su fidelidad.

 Les damos gracias a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, porque uno de los frutos del Espíritu es el amor, por lo que nos dice: “Traten a los demás como ustedes quieran ser tratados”, Lucas 6:31. El apóstol Pablo tras conocer el inmenso amor de Cristo y su fidelidad hacia todos los que lo aman dice: “Amémonos unos a otros con amor fraternal; respetemos y mostremos deferencia hacia los demás”, Romanos 12:10. 

 Démosle gracias a Dios porque en Cristo tenemos al amigo fiel y verdadero, nuestro Señor y Salvador, que en ningún momento nos dejará, ya que siempre estará con nosotros hasta el fin del mundo. 

 Dios los bendiga.

Por: Miguel Matos

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           Miguel Angel Lebron.  En su presencia.

El Chisme Y Sus Consecuencias

Salmos-15-2-3 La Palabra de Dios nos habla muy claramente sobre lo malo que es el hablar indebidamente de otra persona (o sea chisme) y siempre sus resultados son tan dañinos que pueden destruir el testimonio o la vida de una persona. La palabra hebrea traducida como “chismoso” en el Antiguo Testamento es definida como alguien que revela secretos que suceden a su alrededor como un chismoso o traficante de chismorreos.

23 de mayo de 2016

El señor esta pendiente de los maltrados

"Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra." Salmo 72: 12.

 El menesteroso clama; ¿qué otra cosa podría hacer? Su clamor es oído por Dios; ¿qué otra cosa necesitaría hacer? El lector menesteroso necesita ponerse a clamar de inmediato, pues esto será su sabiduría. No clames a los oídos de amigos, pues incluso si pudieran ayudarte sería únicamente debido a que el Señor los capacita para ayudarte. La ruta más rápida es acudir directamente a Dios, y hacer que tu clamor suba delante de Él. La línea recta permite correr mejor: corre al Señor, y no acudas a las causas secundarias. "¡Ay!" , -clamas-"no tengo ni amigos ni ayudadores" . Es mucho mejor así; puedes apoyarte en Dios bajo ambas carencias: sin provisiones y sin ayudadores. Haz de tu doble necesidad tu doble súplica. Incluso en lo relativo a las misericordias temporales puedes esperar en Dios, pues Él se preocupa por Sus hijos en estos asuntos temporales. En cuanto a las necesidades espirituales, que son las más abrumadoras de todas, el Señor oirá tu clamor, y te liberará y te abastecerá. Oh, amigo pobre, prueba a tu Dios rico. Oh, tú que eres desvalido, apóyate en Su ayuda. Él nunca me ha fallado, y estoy seguro de que nunca te fallará. Acude como un mendigo, y Dios no rehusará darte ayuda. Ven sin otro argumento que Su gracia. Jesús es Rey, ¿acaso te dejará perecer por causa de tu necesidad? ¡Cómo! ¿Olvidaste esto? La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

11 de mayo de 2016

¿A cuál Jesús imitas? ¿Al de tu mente o al de la Biblia?

En el mundo hay millones de personas que declaran ser cristianas, y todos tienen una opinión y percepción sobre Jesús. Sin embargo cuando conoces a estas personas y ves sus actitudes puedes percibir que el Jesús que profesan no es el mismo de las Sagradas Escrituras.

Jesús vivió en la tierra con una vida completamente entregada al Padre, su meta era cumplir la voluntad de Dios. De igual forma manifestaba un servicio único para con los demás. Jesucristo nunca hizo nada para su propio beneficio, todo lo que hacía era para ayudar al prójimo.

Pero hoy el hombre se cataloga como el “centro del universo”.  Hemos olvidado la realidad de que somos creación de Dios. El ser hijos del Rey de reyes no significa que estamos exentos de sufrir las adversidades de este mundo. El mismo Jesús dijo a los discípulos “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mt. 16:24-25).

Mi  meta de acercarme a Jesús y alcanzar una vida santa en Él, debe estar lejos de pensar en la comodidad, ese sería un pensamiento muy egoísta.  Muchas personas quieren que Cristo entre en los parámetros que ellos ya han desarrollado y fijado, olvidando que el propósito de Dios para cada uno de nosotros tiene un objetivo, además de ser agradable y perfecto.

Realmente llegamos a creer que somos el centro y que todo debe girar alrededor de nosotros. Incluso muchos cristianos tienden a confundirse, creyendo que Dios pasa de ser soberano a ser nuestro genio, cuyo propósito es darnos todos nuestros deseos porque Dios no ama y quiere hacernos feliz.  Es cierto, Dios es amor (1 Juan 4:8). Pero también es santo, sabio, justo y celoso, y Él no compartirá su deidad con nadie (Éxodo, 34:14).

Todavía hay gente que busca a Jesús solo cuando está en necesidad, pero la gran noticia es que Dios está dispuesto a perdonarnos. Dios se humilló haciéndose hombre para morir por pecadores como tú y yo. Practiquemos el verdadero evangelio de Jesús, ese evangelio humilde, bondadoso, misericordioso, honesto, que habla con autoridad pero que da testimonio vivo de una vida realmente transformada. Para impactar nuestro entorno tenemos que imitar al Jesús de la Biblia sin distorsionar lo que la palabra nos enseña sobre Él.

 Juan 7:38 Jesús prometió “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” .
Cuando Cristo venga por nosotros nos encontraremos frente al trono de Dios, y Él juzgará nuestras obras.

Fuente: Reflexiones cristianas.
Por: Miguel Matos

CUANDO EL ARROYO SE SECA ES TIEMPO DE LEVANTARSE

    PASTOR: HECTOR ENCARNACION