Estas fueron las últimas y únicas palabras pronunciadas por Jesús durante Su crucifixión en el monte Calvario o Gólgota, también llamado de la Calavera (Lucas 23:33). Gólgota en arameo y hebreo significa cráneo, y Calvario en griego kranion, en latin calvaria y en castellano calavera.
Primera Palabra (Lucas 23:34) "...Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen..." Este es el único ruego nunca antes hecho por Jesús, el cual no fue respondido; si el hombre no busca el perdón, aún Cristo orando por ellos no les será de provecho.
En este momento Jesús intercede por el pueblo que en su ignorancia y religiosidad lo condena, Jesús decide pagar el precio y aceptar el sacrificio, pero antes clama al Padre para que los perdone y puedan proceder al arrepentimiento.
Jesús sigue haciendo hoy el papel de intercesor a la derecha del Padre, papel que los hijos de Dios, su iglesia, debe estar haciendo en este instante, ya que la necesidad es mucha, la religiosidad invade nuestra sociedad. Hagamos como hizo Jesús, entremos entre los que están dispuestos a pagar el precio y comencemos a interceder por los demás ante el Padre.
Segunda Palabra (Lucas 23:43) "... De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso." Esta declaración es la respuesta de Jesús a la petición de un ladrón arrepentido que le decía: "Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino" (Lucas 23:42).
Este ladrón reconoció a Jesús como el Mesías y este hace algo diferente a todos los demás que estaban condenando a Jesús y vituperándole; el entiende que necesita el perdón por sus faltas y expresa esta declaración de hecho, no como una pregunta, ni como algún reclamo, sino como el reconocimiento de que Jesús era su único camino a la salvación.
Jesús le da la dádiva soberana, le da la entrada al paraíso y posteriormente al reino de los cielos, siendo consecuente con lo expresado en: Mateo 11:28 "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar." Mateo 9:13 "...Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento."
No hay que esperar hasta el último momento para arrepentirse, hoy es el momento, hagamos lo del ladrón en la cruz, reconozcamos al Mesías y Él nos responderá de la misma manera.
Jesús le prometió al ladrón una vida más allá, Él no lo condenó ni lo despreció. Esto es lo que nosotros debemos hacer, abrir nuestros corazones y extender la gracia de Jesús hacia los necesitados que están clamando que nos acordemos de ellos. Volvamos nuestros ojos a los que la sociedad ha rechazado y hagamos lo que Jesús hizo en la cruz.
Tercera Palabra (Juan 19:26-27) "...Mujer, he ahí tu hijo....He ahí tu madre..." Debido a que sus dos medio hermanos no creían en El, Jesús delega el cariño de María en las manos de Juan el amado, sin embargo la resurrección de Jesús curaría esto. Y desde ese momento Juan vio a María como su propia madre. Ellos serían los indicados para dar testimonio de que Jesús no estaba muerto y también eran los indicados para corresponderse el uno al otro.
Cuarta Palabra (Mateo 27:46 y Marcos 15:34) "Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Salmo 22:1).Desde la hora sexta (12 m) hasta la hora novena (3 pm.) hubo tinieblas sobre toda la tierra. Por tres horas Dios literalmente escondió Su rostro de Su Hijo; durante este tiempo Jesús soportó la pena del pecado de la humanidad (2-Corintios 5:21). Estas tinieblas no fueron de un eclipse, porque la luna llena estaba en su esplendor, esto fue hecho por Dios, ya que Él no podía estar con Su Hijo debido a que Él estaba llevando la pena por el pecado del mundo, de esta manera Dios velaba la cruz mientras Su Hijo estaba haciendo su labor.
A la hora novena Jesús grito fuertemente, lo que muestra que El no murió por debilidad, sino fue una acción propia de su voluntad, El entregó su propia vida, nadie se la quitó (Juan10:17-18).
La pregunta de ¿cómo y por qué Dios lo desamparó?, no fue hecha por Jesús en el sentido de que Dios le hubiera olvidado, pero si en el sentido de reconocer el hecho de que era necesario ese abandono mientras Él cumplía la misión encomendada. Jesús habló aquí en arameo, lenguaje cómodamente usado por el Señor.
Quinta Palabra (Juan 19:28-29) "Tengo sed". Jesús recorrió las calles de Jerusalén con una cruz de madera a cuestas que pesaba más o menos 100 libras, soportó una temperatura de 92 grados F= 30 grados C. y con un desangramiento continuo debido a la corona de espinas y los azotes. Por la pérdida de fluidos corporales era lógico que tuviera sed, pero la palabra que pronunció "Tengo sed" solo lo hizo para cumplir con las escrituras (Salmo 22:14-15).
La expresión "Tengo sed" habla por igual de la agonía física y espiritual por la que estaba pasando Jesús, porque Cristo sufrió el tormento del infierno por nuestros pecados y tuvo sed para que nosotros no tuviéramos sed jamás. El Padre abandonó a Jesús para que nosotros nunca pudiéramos ser abandonados.
Todos los detalles respecto a la crucifixión de Jesús fueron elaborados cuidadosamente por la mano de Dios, de esto no hay duda; es por esto que en el libro de Juan registra tres declaraciones de Cristo en la cruz y en estas se tiene sumo cuidado de anotar el cumplimiento de la escritura:
El sorteo de la túnica sin costura (Salmo 22:18). El vinagre que le dieron a beber (Salmo 69:21b).
Y como le traspasaron Su costado sin quebrarle ningún hueso (Ezequiel 12:46; Salmo 34:20; Éxodo 12:46; Zacarías 12:10; Ap.1:7).
Quizás algunos hemos sentido sed después de un día arduo de trabajo, pero esta Palabra hoy nos exhorta a que cambiemos esa sed, en sed de Dios, sed por conocer Su Palabra, sed por servir en el ministerio y sed por las almas perdidas.
Sexta Palabra (Juan 19:30) "Consumado es". Después de empapar sus labios con vinagre Jesús pronunció estas palabras, palabras mayores a costa de un gran precio que pecador alguno pudo haber oído, la deuda del mundo ha sido pagada, toda ley ha sido cumplida. Esta es una declaración de victoria, de la derrota del mal; la vida ha triunfado sobre la muerte, la esperanza ha triunfado sobre el dolor, la justicia ha triunfado sobre el pecado y Dios ha triunfado sobre el adversario y sobre las huestes del mal.
"Consumado es" significa que ya no hay separación, el grito de Jesús desde la cruz le dice al mundo que el abismo que creó el pecado entre Dios y el mundo ya no existe, ahora el punto de contacto entre la divinidad y el género humano es la cruz. La cruz es el puente que lleva al ser humano ante la presencia de Dios, la cruz ha revelado la justicia divina y ahora es posible alcanzar salvación por gracia. La salvación es pues un don divino, un regalo de vida, para todo aquella persona que cree en lo que Jesús hizo en la cruz.
Séptima Palabra (Lucas 23:46 y Salmo 31:5) "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Estas palabras muestran la decisión completamente voluntaria de Jesús por morir. El no murió por las heridas y el martirio al que fue sujeto, sino que El entregó su vida y su espíritu. En Juan 10:17-18 con anterioridad Él dijo: "Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre." El murió hasta que el Espíritu Santo le dijo que podía morir (Hebreos 9:14). Jesús mostró el control total de su vida, Él ya sabía lo que le sucedería, por esto dijo estas palabras, para que se cumpliera las Escritura.
Resumen: La crucifixión es tal vez la más humillante y dolorosa forma de ejecución jamás encontrada, y sin embargo Jesús no ofreció resistencia ni manifestó resentimiento, incluso oró por los responsables de su muerte (Lucas 23:34). Su oración no obtuvo automáticamente perdón personal para sus enemigos, pero si contuvo la ira de Dios por casi cuarenta años, dándole así tiempo a la nación para que se arrepintiera. Es triste, pero no recibieron la Palabra y hasta cometieron otro asesinato cuando apedrearon a Esteban (Hechos 7:59).
"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6).
Por: Miguel Matos
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