Es una experiencia maravillosa cuando el cristiano es bendecido por Dios y la mayor bendición es la salvación del alma que por la fe en Jesucristo recibe el hombre pecador. No solo recibe la salvación sino que cuando busca “primeramente el reino de Dios y su justicia, todas las demás cosas os serán añadidas”, Mateo 6:33. Es un privilegio cuando vivimos obedeciendo la Palabra de Dios y confiamos en sus promesas que son sí y amen en Jesucristo, de inmediato comenzamos a ser bendecidos física y espiritualmente. Así como nuestros padres carnales premian y se complacen cuando sus hijos son obedientes, lo mismo hace nuestro Señor cuando el creyente, nacido de nuevo, guarda y obedece su Palabra que es Espíritu y vida. Cuantas personas luchan por obtener bendiciones materiales y realizan acciones que no agradan a Dios, y aunque obtengan riquezas y bienes de este mundo, no hacen buen uso de las mismas y casi nunca las disfrutan, porque no cuentan con la aprobación divina. “La