Vivimos en una generación maligna, torcida y perversa, sumida en la obscuridad espiritual, haciendo gala de una inversión de valores en que a lo malo se le llama bueno y a lo bueno malo, bajo un ambiente de tinieblas, caminando a ciegas y sin saber hacia dónde vamos, por lo que urge que este mundo sea iluminado por la luz de Cristo, quien dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no an
dará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, Juan 8:12.
Lamentablemente, esta es una nación donde se vive bajo un estado de corrupción, de inseguridad ciudadana, en que prolifera el narcotráfico y la prostitución, los políticos demagógicos, el hambre y la miseria.
Los gobernantes, que hemos tenido, se hacen de la vista gorda de los problemas esenciales de esta sociedad, que están obligados a resolver, tales como el alto costo de la vida, las plagas de enfermedades que se extienden sin control y sin una solución inmediata, así como problemas por deficiencias del servicio eléctrico, entre otros, y penosamente se está subsistiendo bajo un estado de tinieblas, no solo física, sino espiritual.
Además de eso, líderes de iglesias cristianas, en lugar de orar, velar y predicar la Palabra, para que Dios soluciones esos acuciantes problemas que nos agobian, producto del pecado que nos asedia, lo que están, algunos, es politiqueando, dejando de lado la gran omisión de “id por todo el mundo y predicad el evangelio a cada criatura”. Marcos 16; 15.
¿Cuál sería la solución para que los que andan en tinieblas reciban la luz de la vida? La solución está en la labor que debe realizar el pueblo de Dios, que camina en la luz de Cristo y tiene la obligación de alumbrar a los ciegos espirituales que andan en tinieblas, buscando saciarse con las cosas materiales que Satanás ofrece en este mundo, que está bajo su mando.
La Biblia dice: “Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los impíos es como la obscuridad; no saben en qué tropiezan”, Proverbios 4:18-19.
Hay una presencia de Dios en aquellos que caminan en la luz. Ellos no siempre son conscientes de la luz, pero es evidente en la forma en que hablan, actúan y piensan acerca de la vida, el trabajo, la familia y la fe cristiana. La luz que está dentro de todos los creyentes expone y expulsa a la oscuridad. Satanás y sus demonios no pueden soportar la luz de Jesucristo en Su pueblo. ¿Qué podemos aprender de la Biblia sobre el caminar en la luz?
Camine en la luz para no tropezar. “Porque me has librado de la muerte, y mis pies de la caída, Para que ande delante de Dios en la luz de la vida” (Salmo 56:13).
Cuando caminamos en la luz de Jesucristo, no tropezaremos sobre decisiones pecaminosas. Estamos obligados por la luz para reconocer y resistir las tentaciones de la carne. Nuestras decisiones y caminar hacia el pecado serán nulos y esto tendrá un efecto sobre el brillo de la luz en nuestras vidas.
Hay una presencia de Dios en aquellos que caminan en la luz. “Dichosos los que saben aclamarte, que andan en la luz de tu rostro, Señor” (Salmo 89:15).
Estar en la luz de Jesucristo revela el favor de Dios en nuestro caminar diario. La bendición de su luz va mucho más allá que las cosas materiales; es la misma presencia del Señor y su paz que reposa sobre nosotros en casa, el trabajo y la comunidad.
Nuestra herencia espiritual conduce a cada creyente por el camino de la victoria sobre el pecado y la muerte. No somos esclavos y cautivos más, somos libres para llevar a cabo todo lo que Dios nos ha llamado a realizar.
Muchos de nosotros podemos recordar ese momento de giro de la oscuridad a la luz. En nuestra pecaminosidad la oscuridad era normal y la aceptábamos como parte de nuestra vida. Sin embargo hoy que nuestros corazones estaban rendidos al Señor, la luz no es un dolor penetrante en nuestros ojos espirituales, más bien es una luz cálida y acogedora de esperanza.
En esta generación, muchos se llaman a sí mismos la “luz”, pero son falsificaciones y hacen que muchas personas se alejan de Dios. La luz de Jesucristo no es excusa para nuestros pecados, sino que su sacrificio nos lleva a un lugar de arrepentimiento con el deseo de cambiar de vida. Jesús siempre nos llevará en la dirección correcta para el propósito de Dios.
Camine en la luz como hijo de la luz. “Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.”(Juan 12:35-36).
Como hijos de la luz, obedecemos los mandamientos de nuestro Padre celestial y resistimos la tentación de desobedecer. Somos los hijos de la luz cuando obedecemos lo que enseña la Biblia y caminamos por la fe. Siguiendo la luz, nos movemos en la dirección correcta, aunque no siempre podamos ver el siguiente paso.
Camine en la luz para tener relaciones justas con los demás. “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 7).
Caminando En La Luz: Para caminar en la luz es necesario tener un compromiso diario para vivir una vida justa. Los que caminan en la luz resisten la comunión con la oscuridad del diablo, el mundo, o la carne. Caminar en la luz nos renueva y nos refresca para ser un refresco y medicina a los que nos rodean.
Dios te bendiga mucho.
Por: Miguel Matos
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