"Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia. Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano.” Gén. 16:6b-9.
Agar enfrenta un tiempo duro y difícil de su vida, su señora Sarai la oprime y la menosprecia, ella decide huir (como a veces nosotros ante las adversidades lo hacemos o lo pensamos, pero debemos seguir el ejemplo de Jesús quien no huía, sino que seguía adelante en el poder del Espíritu de Dios).
El Ángel de Jehová es Dios mismo, dice el texto que la encontró “en el desierto”, ella huyó al desierto, vemos a Dios buscando, ubicando, siguiendo a sus hijos en medio de las crisis, en medio de las dificultades. A veces el hijo de Dios va al desierto por dirección del Señor (por ej: Jesús “fue al desierto llevado por el Espíritu”), pero otras veces somos nosotros quienes nos metemos allí, cómo sucedió con Agar (el desierto es un lugar difícil para la vida, con suma escasez, lugar de soledad y muchas adversidades).
“El camino de Shur” es una ubicación significativa, pues Shur significa muro, muralla tosca, pared, y nos deja ver aquellos tiempos cuando “caminamos” pero no avanzamos, es un estancamiento, aunque lleno de actividades. Esto sucede porque al alejarnos de la voluntad de Dios nos volvemos estériles, sin fruto.
El Ángel del Señor le pregunta a Agar por su situación y su plan a seguir. Agar tiene un gran privilegio aquí, es visitada por Dios (Agar significa extranjera, no era del pueblo de Dios, pero el Señor estaba al tanto de ella), quien le expresa su deseo de escucharla, de saber cómo estaba, Dios estaba interesado en su dificultad e incluso en saber lo que pensaba hacer, y creo que Agar, al igual que nosotros, esperaba una respuesta del Ángel dónde fuera justificada y porque no, quizá una reprensión para Sarai por su manera de actuar.
El Señor le responde: “Vuélvete a tu señora y ponte sumisa bajo su mano”, respuesta que sorprende a Agar. Recordemos que Oseas 2:14 dice: “Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón”. A veces Dios nos dice lo que no queremos escuchar, pero el Señor sabe lo que hace en nosotros y en los otros, y todo lo hace motivado por Su amor, sólo debemos obedecer.
Reflexión final: Ante las crisis, lo primero que debemos hacer es buscar la presencia de Dios para recibir dirección, y no equivocarnos e ir por el camino del dolor, o estancarnos ante nuestra propia soberbia. Dios quiere conducirnos a su voluntad para nuestra bendición y honra de Su Nombre.
Fuente: Reflexiones Cristianas.
por: Miguel Matos
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