Algo muy preocupante dentro de pueblo de Dios es que hombres y mujeres que envejecen ellas mismas se descalifican cuando dicen que por estar en la tercera edad ya no sirven para nada y que hay que darle paso a la generación de relevo.
Con esa actitud lo que están haciendo esas personas es maldiciéndose a sí misma, ya que llegar a la vejez es una etapa interesante y hermosa en la vida del ser humano, donde todavía se puede hacer muchas cosas, que quizás no se hicieron en los años juveniles, que agradan a Dios.
El cristiano, aún en la vejez, es utilizado por Dios de una manera increíble, dando testimonio de su fe en Cristo, sirviendo en su iglesia, como consejeros, y predicando el evangelio, entre otras actividades en la obra del Señor.
Es algo increíble que hayan personas envejecientes que no se dan por vencido y proclaman que pese a su edad, tienen un espíritu joven, y con la mejor disposición de servir al Señor Jesucristo, hasta el último hálito de su existencia aquí en la tierra.
Al respecto, tienen razón, porque la Biblia, la Palabra de Dios, dice: “El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes, Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia.” Salmo 92:12-15.
Los frutos del justo están plenamente abarcados en La Palabra de Dios. En este pasaje el Señor afirma que aún en la vejez, cuando la energía disminuye y el cuerpo está cansado, el anciano tendrá vigor y dará buen fruto. Nuestro Padre Celestial lo dice y así es, no mas tienes que creer y hacerlo.
Nuestra vida pasa muy rápido. Podemos mirar hacia atrás y recordar nuestros tiempos de niñez y sus travesuras; nuestra época de juventud y sus inquietudes; nuestra época adulta y su experiencia, y pareciera que estamos repasando una película; y así es, es la historia de nuestra vida, la cual hemos ido escribiendo día a día, casi sin darnos cuenta del paso del tiempo.
“Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos.” Salmos 90:10. En este último verso, la Biblia señala lo pasajero de la vida terrenal, la rapidez de su paso.
¿Qué dice la Palabra sobre la vejez? La Biblia nunca habla de una vejez desagradable y en abandono, Más bien señala que es una etapa bella y honrosa. En 1ª Crónicas 29:28 dice de David: “Y murió en buena vejez, lleno de días, de riqueza y de gloria;“ Proverbios dice: Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia”. Proverbios 16:31. Y “La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez” Proverbios 20:29.
¿ Qué es la buena vejez? La “buena vejez” es saber que se ha cumplido con el deber, que Dios ha estado presente durante el trayecto de nuestra vida, que no nos ha desamparado y que hemos obedecido al Señor en lo que manda en su Palabra y que le hemos sido fieles en lo mucho y en lo poco.
Desde edad temprana el hijo de Dios tiene que aceptar que si Dios lo permite, llegará a viejo y si este es tu caso, amado lector, aún estás a tiempo de hacer o realizar aquello que aún no has hecho y que es la voluntad de Dios que hagas.
La pasividad es fatal. Uno puede llegar al momento de sentirse inútil. Lo hacemos inconscientemente. Y aparece el temor a convertirse en un estorbo para los seres queridos. El enemigo trabaja en nuestra mente si le damos cabida.
El cristiano genuino debe ser capaz de convertir el tedio, el aburrimiento y la pasividad en tiempos de creatividad y bendición para los demás. Filipenses 4:13 dice que “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Observe, querido(a) hermano(a), que no existe condición alguna para hacer, ni edad ni sexo, ni estudio ni posición social, por la simple razón de que es Cristo quien te da esa energía y fuerza.
Experiencia del adulto mayor. El adulto mayor ofrece un caudal de experiencia y sabiduría de la vida que el joven hace bien en aprovechar. Son una fuente de consejos y su saber es la mejor herencia que puede dejar a las futuras generaciones.
La persona mayor tiene la posibilidad de involucrarse más activamente en la obra de Dios. Cuando el creyente está jubilado, ha recibido uno de los más costosos dones que concede el Señor: el regalo del tiempo. ¡Qué importante es que lo dedique al servicio de Dios! Esto redundaría en beneficio para sí mismo como también para las demás personas que están sedientas de palabras de vida. Antes de partir, Jesús nos da la gran comisión: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15).
El poder y señorío de Dios se revela en la edad avanzada, no importan las limitaciones y dificultades. Nuestro Padre Celestial tiene una promesa para sus hijos fieles: “Aun en la vejez fructificarán. Estarán vigorosos y verdes.” Salmo 92:14. “Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir,” Salmo 71:17-18.
De acuerdo a la Palabra de Dios, los ancianos deben ser valorados por su sabiduría, experiencia, saber, y conocimiento.
Recuerda, amado lector, el Señor no te dará una prueba que sea superior a tus fuerzas. Confía plenamente en El y digamos como el rey David: “Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos.” Salmo 138:8.
Dios te bendiga.
Por: Miguel Matos
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